En este lugar lleno de energía encontré una paz interior hasta ahora desconocida para mi.
Viaje sola hasta allá y eso me dio la posibilidad de conocer gente alucinante. En Copacabana conocí a un Peruano que vendía artesanía y que tenia una labia capaz de engatusar hasta a un sordo, le compré un pendiente con un caballito de mar que me dijo que me daría suerte en mi viaje, y así lo creo.
Ya en la isla, pase la tarde paseando, leyendo y escuchando música mientras miraba absorta la impresionante belleza del lago Titicaca.
Por la noche conocí a un estadounidense profesor de español con el que estuve cenando y charlando largo y tendido sobre miles de cosas.
También estuve jugando a las cartas con la niña de la mujercilla de la pensión donde me alojé.
Antes de irme a dormir me quedé absorta mirando el cielo, aquel maravilloso cielo, vi más estrellas que en ningún otro lugar.
A la mañana siguiente me levante temprano para ver el amanecer, ver salir el sol desde el otro lado de las montaña que se alzaban detrás del Lago Titicaca, fue un espectáculo digno de admirar.
Me di un paseo por la isla y baje hasta la playa para coger la barca de vuelta a Copacabana y en la playa conocí a un Suizo que estaba cruzando América en bicicleta, desde Alaska hasta la Patagonia, todo un personaje, y me dio mucha envidia su viaje, ojala y algún día yo sea capaz de hacer algo igual.
Regresé a Copacabana y me perdí en sus calles mezclándome entre los miles de turistas que por allá andaban.
No llegué a subir al monte calvario, pero aun asi algo dentro de mi me dijo que tego que regresar a ese lugar, sobre todo tengo que volver para conocer mas afondo la Isla del Sol y de la Luna.
Algunas foticos que hice:
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